CUANDO EL DATO MÁS PEQUEÑO PUEDE SALVARTE
- Juan Carlos Erdozain Rivera, MBA

- 7 dic
- 4 Min. de lectura
Actualizado: hace 2 días
Lección de Sabiduría Rentable, en el mundo corporativo, a menudo veo directores atrapados en el mismo dilema. Se rodean de "Big Data", de informes complejos de consultoras internacionales y desprecian el dato simple que viene de la recepcionista, del operario de planta o de una observación casual en el pasillo.
La intuición no es magia; es la capacidad del cerebro de conectar puntos que la lógica descarta por parecer "irrelevantes".
Cuando creas saberlo todo sobre tu negocio, abre la "enciclopedia básica". Vuelve a los fundamentos.
No descartes ninguna fuente de información por parecer demasiado sencilla. A veces, la clave para salvar un proyecto millonario (o ganar un concurso) está escondida en lo obvio, esperando a que bajes la guardia para verla.

El Escenario: Un México pegado al televisor.
Para las generaciones nacidas en la era digital, es difícil dimensionar lo que significaba "El Gran Premio de los 64,000". En el México de los años 70 y 80, mucho antes de Google y las redes sociales, este programa no era solo entretenimiento; era un ritual nacional sagrado.
Conducido por el legendario Pedro Ferriz Santa Cruz, el programa representaba la prueba intelectual definitiva. No había comodines, ni ayuda del público, ni margen de error. El concursante entraba en una cabina de aislamiento, se cerraba la puerta, y quedaba solo frente a su propia mente y la mirada de millones de espectadores. En aquella época, $64,000 pesos representaban una suma capaz de transformar la vida de una familia, el equivalente a años de salario.
Yo estaba ahí, un joven concursante especializado en la vida y obra de Franz Joseph Haydn. El marcador indicaba el salto de los $16,000 a los $32,000 pesos. La presión era absoluta. Yo había hecho mi tarea; había devorado bibliotecas y conocía las biografías y partituras como si fueran mi propia historia. Me sentía blindado por la complejidad de mis estudios.
La trampa de la sobre-preparación.

Sin embargo, una tarde, el destino (o la casualidad) puso en mis manos un objeto que mi intelecto despreciaba: una enciclopedia básica. No recuerdo quién me la dio —quizá un conocido, quizá simplemente estaba ahí—, pero sí recuerdo mi diálogo interno. "¿Qué puede enseñarme esto a mí? Yo juego en las grandes ligas del conocimiento, esto es un resumen para aficionados".
Era la arrogancia del experto hablando. Pero algo más profundo, una curiosidad silenciosa que opera por debajo del ruido del ego, me hizo abrirla.
El hallazgo silencioso.
Leí la breve entrada sobre Haydn. Era información genérica, excepto por un detalle al pie de página, casi irrelevante: La primera sonata que Haydn compuso en cuatro movimientos fue Sonata en Sol mayor, Hob. XVI:8. "Curioso", pensé. Y cerré el libro. No hubo un rayo de luz. No sonaron trompetas celestiales advirtiéndome que ese dato cambiaría mi vida. Fue un acto natural, tan simple como respirar, y por lo mismo, lo olvidé al instante. Mi cerebro lo archivó en la carpeta de "datos menores".
El momento de la verdad.

Horas más tarde, bajo las luces del estudio, el conductor lanzó la pregunta por los $32,000 pesos. "¿Cuál fue la primera sonata que Haydn escribió en cuatro movimientos?"
El tiempo pareció detenerse. Mis libros avanzados no mencionaban ese dato con tal claridad; se perdían en análisis armónicos. Pero la imagen de esa "triste enciclopedia" vino a mi mente con una claridad cristalina. — Sonata en Sol mayor, Hob. XVI:8.—respondí.
Fue natural. No sentí que fuera un milagro en ese momento; simplemente era la respuesta correcta. Gané la etapa. Seguí adelante.
La retrospectiva (20 años después).

Durante décadas, narré esta historia como una curiosidad. No fue hasta hace pocos años que comprendí la verdadera magnitud de lo que ocurrió.
Ese día no gané por saber mucho; gané por humildad receptiva. Ese evento fue un parteaguas invisible. Si hubiera seguido mi lógica rígida ("no leer cosas básicas"), habría perdido.
Lección de Sabiduría Rentable

En el mundo corporativo, a menudo veo directores atrapados en el mismo dilema. Se rodean de "Big Data", de informes complejos de consultoras internacionales y desprecian el dato simple que viene de la recepcionista, del operario de planta o de una observación casual en el pasillo.
La intuición no es magia; es la capacidad del cerebro de conectar puntos que la lógica descarta por parecer "irrelevantes".
El Principio
Cuando creas saberlo todo sobre tu negocio, abre la "enciclopedia básica". Vuelve a los fundamentos.
La Práctica
No descartes ninguna fuente de información por parecer demasiado sencilla. A veces, la clave para salvar un proyecto millonario (o ganar un concurso) está escondida en lo obvio, esperando a que bajes la guardia para verla.
CAJA DE HERRAMIENTAS: TU LABORATORIO DE RENTABILIDAD

Objetivo: Romper la "ceguera de taller" y encontrar soluciones en lo básico.
Instrucciones: Piensa en ese problema complejo que tienes atorado en tu empresa o proyecto actual. Ese que has intentado resolver con reuniones largas, consultores caros o análisis complejos. Ahora, vas a aplicar el "Principio de la Enciclopedia" es decir ir a lo básico:
o Identifica la "Fuente Invisible": Busca a alguien o algo que normalmente descartarías por considerarlo "demasiado básico" o "inferior a tu nivel".
Ejemplo: El becario recién llegado, la recepcionista que atiende las quejas, el manual de usuario original, un libro de "introducción al tema".
o Haz la "Pregunta Ingenua": Acércate a esa fuente y plantea el problema de la forma más sencilla posible, o lee los fundamentos básicos de nuevo.
La regla: Tienes prohibido juzgar la respuesta mientras la recibes. Escucha con humildad radical.
o El Filtro de Oro: Escribe aquí abajo una idea, por pequeña que sea, que obtuviste de esa fuente y que tu "yo experto" había pasado por alto.
o
La Promesa: A veces, la solución a un problema de un millón de dólares está en una observación de diez centavos.





Sin duda el acelere diario no te deja ver cosas importantes y por ende tomas decisiones superficiales